NOTICIAS DEL PAÍS DE LA BELLEZA
El País, 26 de junio de 2024
Acabé de leer "El dolor", de Marguerite Duras. Pamela me lo regaló por mi cumpleaños. Yo nací en enero. El libro había estado muy en la superficie de otros pendientes porque venía de ella -de Pamela- y porque amo la obra de Duras. El tiempo, experto como en en desgranar imprevistos, volvió a hacerlo, y desde entonces lo he venido haciendo (yo, el tiempo no tiene la culpa) todo mal, eficientemente: insomnios, balances, porqués y más porqués archirrespondidos sin inocencia... En el equipaje de la cirugía puse El dolor, y lo tomé tras ese primer día de un verde oscurísimo, capaz de engullir a la noche con una bocanada de abandono, mientras luchaba por emerger de la anestesia. Pensé en lo patético de despertar con esa palabra sobre mi vientre, sobre sus remiendos. Dolor. Pude tomar otro libro -no deseaba leer nada-, deseaba no ver las paredes, no escuchar, no sentir, y en esa falta de deseo unánime me dio por leer. El pequeño, le dije a mi mamá, y entré en esa historia sagrada para Duras: "Esta noche pienso en mí. Nunca he encontrado una mujer más cobarde que yo. Recapitulo, de las mujeres que esperan como yo, ninguna es tan cobarde". Pienso en el mar (mi mar de siempre) y también me duele. Lo ya acontecido en la literatura antepone esa liviandad que nos resguarda: ya sufrimos por estas cosas, y no es así. En el libro, el dolor es una reinvención espontánea, abrasadora e inevitable: "Entre el momento en que abro la puerta, y el momento en que nos encontramos de nuevo frente al mar, yo he muerto. En una especie de supervivencia veo que el mar es verde, que hay una playa un poco anaranjada, la arena. En el interior de mi cabeza, la brisa salada que impide el pensamiento. Yo no sé dónde está él en el momento en que yo veo el mar, pero sé que vive. Que está en algún lugar de la tierra por su lado, respirando". La humanización del dolor reclama una gestualidad, unas presencias, un pedir por... es un acto en sí contra la palidez, un rubor acuarelado sobre el sufrimiento... Acabé de leer este libro que puso Pamela en mis manos y respiro desde una profundidad desconocida, que en el trayecto es limpia y luego triste y termina en triste, y pienso en el no-recuerdo provocado, útil, aunque incapaz de borrar que fui un cuerpo (indigno, sin alguna singularidad) tan solo un cuerpo por unas horas, y por pura inocencia añado que lo fui a cambio del mar otra vez, es decir: de los que amo, y esto último con la mayor de las certezas.
Después de los atentados del 11 de septiembre, una empresa que tenía sus oficinas en el World Trade Center invitó a sus ejecutivos y empleados que por alguna razón habían sobrevivido al ataque, para compartir su sus experiencias.
La gente estaba viva por las razones más pequeñas eran pequeños detalles como estos:
- Al director de una compañía se le hizo tarde porque era el primer día de kínder de su hijo;
- Una mujer se retrasó porque su despertador no sonó a tiempo;
- A uno se le hizo tarde porque se quedó atorado en la carretera en la que había un accidente;
- A otro sobreviviente se le fue el autobús;
- Alguien se tiró comida encima y necesitó el tiempo para cambiarse;
- Uno tuvo un problema con su auto, que no arrancó;
- Otra regresó a contestar el teléfono;
- Otra ¡tuvo un bebé!
- Otro no consiguió un taxi.
- Pero la historia que más impresionó fue la de un señor que se puso un par de zapatos nuevos esa mañana, y antes de llegar al trabajo le había salido una ampolla. Se detuvo en la farmacia por una curita y por eso está vivo hoy.
- Ahora, cuando me quedo atorado en el tráfico; - cuando pierdo un elevador, cuando regreso a contestar un teléfono Y muchas otras cosas que me desesperan, pienso primero: “Este es el lugar exacto en el que debes estar en este preciso momento”...
-La próxima vez que tu mañana te parezca enloquecedora, los niños tarden en vestirse, no logres encontrar las llaves del auto, te encuentres todos los semáforos en rojo, no te enojes ni te frustres.
Donald Shutherland Casanova de Fellini |
Donald Shutherland Casanova de Fellini |
Donald Shutherland en Los juegos del hambre, de Francis Lawrence |
David Remnick |
Director de la revista desde hace un cuarto de siglo, publica un libro de perfiles de grandes músicos en su madurez. "Ahora mismo es más difícil entrevistar a Taylor Swift que hablar con Vladimir Putin", lamenta
Ferreira Gullar
Irene Vallejo |
Sergio Andricain
SARA FACIO Y MARÍA ELENA WALSH
La muerte de un ser querido (sea este un familiar, un amigo o simplemente una persona de quien te sientes deudor) causa profunda tristeza, porque a los que amamos quisiéramos tenerlos más tiempo junto a nosotros, que nos acompañaran un poquito más. Nos resistimos a perderlos físicamente, ya que su espacio nadie podrá ocuparlo jamás.
Hoy me entero del fallecimiento de una gran amiga: Sara Facio. La conocí junto a la que fue su pareja durante muchos años: María Elena Walsh. Ese encuentro con ellas en Buenos Aires fue el inicio de una linda amistad. De esas que se dan desde el primer momento y que nunca terminan mientras haya alguien para recordar.
Sara y ME eran dos mujeres brillantes (no quiero limitarlas a lo que se dedicaban profesionalmente cada una, sería reducir su dimensión y trascendencia artística e intelectual). Las dos lograron realizarse como creadoras y como seres humanos, y dejan un legado cultural y humanístico impresionante.
Gracias por todo, Sara y María Elena, a partir de hoy estarán reunidas para siempre en algún rincón del universo.
El mismo animal entre 1886 y 2024
La tortuga "Jonathan" es el animal terrestre viviente más viejo conocido en el mundo, nació en 1832 y en 2024 cumplió 192 años.
Vivió la primera y segunda guerras mundiales, la revolución rusa, vivió a través de siete monarcas británicos y 39 presidentes de los Estados Unidos.
Planeta Tierra / Facebook
Ilustración de Akira Kusaka |
Novela que cierra la trilogía iniciada con Ciudad en llamas y continuada con Ciudad de los sueños, ambas protagonizadas por Danny Ryan, el particular Eneas con el que el autor de El poder del perro ha decidido poner fin a su carrera literaria. El envite, por tanto, era enorme y durante las primeras 100 páginas asistimos a una presentación del estado de la cuestión: sirve para que se pueda leer independientemente de las otras y para que el lector entienda algo: de la mafia no se sale, el pasado siempre vuelve, la ambición desmedida exige decisiones al mismo nivel. Es divertido ver cómo Winslow extiende el catalejo y mira los escombros de las anteriores entregas: familias destrozadas, vidas destrozadas, mafiosos retirados o desorientados, odio a raudales. Pero todo esto tiene que encontrar un sentido y lo hace con la aparición de Regina Moneta, agente del FBI que odia a Ryan, y con razón. Y, sin embargo, el lector va con el antihéroe (el más legal de los malos, el más guapo, el más listo, el más intenso también) y eso es mérito de Winslow. Cuando el desastre inevitable llega el ritmo acelera de forma tan natural… Y ahí todos pagan, casi todos mueren, todos sufren. Es tan bueno, que le podemos perdonar el epílogo consolador y reparador. Una despedida por todo lo alto. Gracias, Mr. Winslow.
UN CUMPLIDO
Mejor imposible
Melvin: “Tengo un cumplido realmente estupendo para ti. Y es cierto”
Carol: “Me da pánico que vayas a decir algo horrible”
Melvin: “No seas pesimista, no es tu estilo. Muy bien. Allá voy… está claro que es un error. Tengo una dolencia. Mi médico, un psiquiatra al que solía ir continuamente, dice que en el 50 o 60% de los casos una pastilla ayuda mucho. Yo las detesto, son muy peligrosas. Aquí utilizo la palabra detestar para las pastillas ¡Las detesto! Y mi cumplido es que aquella noche, cuando viniste a casa y me dijiste que nunca te… vale, bien, estabas allí, ya sabes lo que dijiste. Bien, mi cumplido para ti es que por la mañana, empecé a tomar las pastillas”
Carol: “No logro captar por qué es un cumplido para mí”
Melvin: “Tú haces que quiera ser mejor persona”
Carol: “Pueda que sea el mejor cumplido de toda mi vida”
‘As good as it gets’ (Mejor Imposible, 1997). James L.Brooks. Ver menos
Miércoles de narrativa extranjera. Miércoles, en este caso, de Una familia moderna, una de las novelas que han catapultado al escenario internacional a la escritora noruega Helga Flatland (Notodden, 1984), publicada originalmente en el año 2018 y ahora traducida al español por Ana Flecha Marco para el sello editorial Nórdica Libros. Partiendo de un molde estructural tan poderoso como el de la familia tradicional, Flatland explora, a partir de un conflicto nuclear, las diferentes líneas de fuga y grandes fallas de un constructo como el familiar, con todas las consecuencias que su presencia tiene en las sociedades occidentales contemporáneas.
La propia editorial apunta, acerca de la obra: «Cuando los hermanos Liv, Ellen y Håkon, junto con sus parejas e hijos, se reúnen alrededor de la mesa en algún lugar de las afueras de Roma para celebrar el setenta cumpleaños del padre y abuelo Håkon, reciben la inesperada noticia de que él y la madre de los hermanos se separan. Siguen la conmoción y la incredulidad, mientras los tres hijos adultos intentan hacer frente a la decisión de sus padres. No solo afecta a su relación como hermanos, sino que resuena en los hogares que han construido para ellos mismos, además de obligarlos a reconstruir su narrativa compartida. Helga Flatland escribe magistralmente esta historia, con una rara perspicacia psicológica, humor y un impulso narrativo casi cinematográfico».
—————————————
Autora: Helga Flatland. Título: Una familia moderna. Traducción: Ana Flecha Marco. Editorial: Nórdica.
Octavio Paz |
Octavio Paz
LEER
Es indudable que hoy se lee más que antes. ¿Se lee mejor? Lo dudo. La distracción es nuestro estado habitual. No la distracción del que se aleja del mundo para internarse en el secreto y movedizo país de su fantasía, sino la de aquel que está siempre fuera de sí, perdido en la mediocre e insensata agitación cotidiana. Mil cosas solicitan a la vez nuestra atención y ninguna de ellas logra retenernos; así la vida se nos vuelve arena entre los dedos y las horas humo en el cerebro.
Hubo 3 buenos argumentos de que Jesús era negro:
1. Él llamó a todos hermano
2. Le gustó Gospel
3. No tuvo un juicio justo
Pero entonces hubo 3 argumentos igualmente buenos de que Jesús era judío:
1. Se metió en los negocios de su padre
2. Vivió en casa hasta que tuvo 33
3. Él estaba seguro de que su madre era virgen y su madre estaba segura de que él era Dios
Pero entonces hubo 3 argumentos igualmente buenos de que Jesús era italiano:
1. Él habló con sus manos
2. Tomó vino con sus comidas
3. Él usó aceite de oliva
Pero entonces hubo 3 argumentos igualmente buenos de que Jesús era californiano:
1. Él nunca se cortó el pelo
2. Él caminaba descalzo todo el tiempo
3. Él comenzó una nueva religión
Pero entonces hubo 3 argumentos igualmente buenos de que Jesús era un indio americano:
1. Él estaba en paz con la naturaleza
2. Comió mucho pescado
3. Él habló sobre el Gran Espíritu
Pero entonces hubo 3 argumentos igualmente buenos de que Jesús era irlandés:
1. Nunca se casó.
2. Siempre estaba contando historias.
3. Amaba los pastos verdes.
Pero entonces hubo 3 argumentos igualmente buenos de que Jesús era mexicano:
1. Trató a su mamá como si fuera una santa.
2. Siempre llevaba llantas y un serape.
3. Era un carpintero que podía arreglar cualquier cosa.
Pero la evidencia más convincente de todas - 3 pruebas de que Jesús era una mujer:
1. Alimentó a una multitud en un momento cuando prácticamente no había comida
2. Él siguió tratando de transmitir un mensaje a un montón de hombres que simplemente no lo entendieron
3. E incluso cuando estaba muerto, tenía que levantarse porque todavía había trabajo por hacer.