domingo, 13 de enero de 2019

Triunfo Arciniegas / Diario / El arte de la ficción

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Triunfo Arciniegas
El arte de la ficción
13 de enero de 2019


Despunto el año con un maravilloso libro de James Salter, El arte de la ficción. Tres magistrales conferencias que el maestro leyó en la Universidad de Virginia, en 2014, cuando ya tenía ochenta y nueve años y acababa de obtener el reconocimiento público que se merecía desde décadas atrás. Salter nos habla de su escritura, por supuesto, pero sobre todo de sus lecturas. Nos revela sus secretos. Y lo hace con gracia y humildad. Dice Antonio Muñoz Molina, en un  precioso prólogo: "Se distingue a un verdadero maestro en que carece de arrogancia. Muestra la incertidumbre y el deleite de ir aprendiendo, no la soberbia de saber".

A continuación, algunas citas.

“Ser escritor es estar condenado a corregir."

“Toda historia, como dijo Flaherty, es el tema del lugar donde transcurre.”

“Creo que enseñar a escribir se parece a enseñar a bailar.”

“Todo lo que no está escrito desaparece, salvo por ciertos momentos que perduran, ciertas personas, días concretos. Los animales mueren, la casa se vende, los hijos son mayores, incluso la propia pareja se ha desvanecido, y aun así queda el poema.”

“Me he resignado a la certeza de que lo que escriba me decepcionará.”

“Leo por el placer de leer. Ya no tengo ni siento ninguna obligación de leer nada, aunque hay ciertos libros que me gustaría leer antes de morir, por razones difíciles de expresar.”

En Facebook, hace un rato, subí la noticia sobre el libro de Salter en el lugar equivocado. Aclaré de inmediato que estoy vendiendo mi ejemplar. Me pasó lo mismo con la cama hace unos días. Tendí la cama y acomodé en las almohadas  el manuscrito de Dulce animal de compañía, encendí las lámparas y tomé la foto. Pero la subí en la sección de ventas. Tan fácil que es meter la pata en el ciberespacio. Los lectores van a pensar que estoy en bancarrota. Por supuesto, quiero conservar El arte de la ficción para seguir leyéndolo y subrayándolo. Una y otra vez. Les aconsejo que lo compren tan pronto lo vean. Es más, ni siquiera lo vean: compren este libro a ojo cerrado.

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