Jorge Edwards
PUDOR
Es un sentimiento muy juvenil; de viejo uno se vuelve impúdico. Es natural y preerótico. Aquí hay mucho pudor, pero lo rompí. No se pueden escribir memorias auténticas si eres demasiado púdico. O dejas a un lado el pudor o dejas de escribir. La sociedad chilena a la que pertenezco es muy cursi, muy siútica; en ella el qué dirán es paralizante, hay demasiado sentido del ridículo, demasiadas modas imperativas. Pero era también una sociedad llena de excéntricos que rompían la norma. Decía Pablo Neruda que había que guardarlos en alcanfor. En ese ambiente era difícil escribir memorias como estas, así que las he escrito de viejo, cuando ya no hay pudor. Me hizo bien escribirlas a 10.000 kilómetros de distancia, en París, donde soy embajador de mi país.
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