Alberto Moravia
COMO UN ÁRBOL ARRANCADO DE CUAJO
Sentía un dolor sordo, que parecía surgir del mismo fondo de mi ser, como un árbol arrancado de cuajo lo sentiría en las raíces que lo sostenían erguido sobre la tierra. En realidad, me habían arrancado de golpe y, como el árbol, tenía mis raíces al aire, y la dulce tierra, Emilia, que las había alimentado con su amor, estaba lejos de mis raíces, y estas raíces ya no podrían penetrar y hundirse en aquel amor y alimentarse, y se secarían poco a poco, y yo notaba que ya se estaban secando, y sufría de un modo indecible.
Alberto Moravia
El desprecio
Buenos Aires, Losada, 1956, p. 196
Traducción de Attilio Dabini
Traducción de Attilio Dabini
Alberto Moravia
El desprecio
Buenos Aires, Lumen, 1991, p. 194
Traducción de Enrique Mercadal
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