Edith Wharton
NO ERA EL BOCADO QUE LE APETECÍA
Alrededor de las siete, Agnes vino a decirme que fuese a la habitación de la señora; y allí encontré al señor Brympton. Estaba de pie junto a la chimenea. Era un hombre corpulento, de cuello grueso, cada colorada y unos azules furibundos: la clase de hombre que una pánfila podría haber considerado guapo, y después habría pagado caro haberlo juzgado así.
Se dió la vuelta al entrar yo y me miró de arriba abajo en un segundo. Comprendí lo que significaba esa mirada por haberla experimentado una o dos veces en mis anteriores colocaciones. Luego me volvió la espalda y siguió hablando con su esposa; y comprendí lo que eso significaba también: no era el bocado que le apetecía. El tifus me había beneficiado bastante en ese sentido: mantenía a distancia a esa clase de hombres.
Edith Wharton / La campanilla de la doncella
Léa Seydoux El diario de Célestine (2015), de Benoît Jacquot |
I was not the kind of morsel he was after
by Edith Wharton
About seven, Agnes called me to my mistress’s room; and there I found Mr. Brympton. He was standing on the hearth; a big fair bull-necked man, with a red face and little bad-tempered blue eyes: the kind of man a young simpleton might have thought handsome, and would have been like to pay dear for thinking it.
He swung about when I came in, and looked me over in a trice. I knew what the look meant, from having experienced it once or twice in my former places. Then he turned his back on me, and went on talking to his wife; and I knew what that meant, too. I was not the kind of morsel he was after. The typhoid had served me well enough in one way: it kept that kind of gentleman at arm’s-length.
The Lady's Maid's Bell by Edith Wharton
The Lady's Maid's Bell by Edith Wharton
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