Sergio Ocampo Madrid
PETRO Y LA BOGOTÁ HUMANA
En verdad la Bogotá Humana fue un gran desastre. Y lo digo desde mi percepción de bogotano de a pie, del que monta en Transmilenio y camina y anda en bicicleta; el que la vive y la siente lumpenizada en cada esquina, menos apropiada por la gente que nunca, aunque más invadida, más informalizada, sucia, ajena. Con una inclusión más de forma que de fondo; superficial e impuesta a la brava. Como hace las cosas el populismo. Una en la cual colarse en Transmilenio es una conquista social, un derecho, lo mismo que subirse a pedir o a vender; igual que llenar los espacios públicos de mero rebusque. O contaminar los muros con aerosol. Reivindicaciones falsas; falsas soluciones. Esa fue la ciudad de Petro: la fracturada de siempre en estratos y en puntos cardinales, pero obligada a expiar el pecado de la inequidad, empobreciendo todo; nivelando por lo bajo.
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