miércoles, 28 de febrero de 2018

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Sergio Ocampo Madrid
PETRO, EL ALCALDE

Voté por él con ilusión a la Alcaldía, y la ilusión me duró el primer año, porque luego ya se hizo evidente el autócrata que lo habitaba, portador del mismo virus mesiánico de su gran opositor. El mesianismo y hasta el absolutismo y la terquedad pueden ser soportables en un gobernante cuando demuestra resultados; cuando se ven transformaciones. Y no hablo solo del concreto. En el caso de Petro, yo no sentí un proyecto de ciudad más allá del vaivén de su tono temperamental, de los “globos” que lanzaba, o sea de esas propuestas que eran flor de un día, efectistas y sin sustentos técnicos.


Por qué Petro no










1 comentario:

Berta Lucía Estrada Estrada dijo...

A mí no me gusta Petro, aunque lo admiré mucho cuando era senador, admiré su inteligencia y su capacidad de argumentar; pero esa admiración se cayó, murió, desapareció, el día que decidió apoyar la candidatura de la gárgola Ordoñez a la procuraduría; ese día entendí que solo buscaba sus propios intereses, léase su propio clientelismo; y por supuesto después vendría la hecatombe como administrador, lumpenizó las calles de Bogotá en donde se transita con mas miedo que antes. Por otra parte, me produce mucho miedo su arrogancia y por supuesto su afán de dividir, igual a AUC.