Rachel B. Glaser
DOLOR
Ella pensó que el destino la había atraído hacia él, y a él hacia ella, y escribía un diario que guardaba en sus borradores de Google; ahora era menos romántica y comprendía que simplemente era adicta a su cara. Cuando una persona memoriza la cara de alguien, puede volverse esclavo de esa cara. Para sentirse a gusto tienen que estar en presencia de la cara. Pero la cara se va por ahí, la cara sale con otras caras. Se miraron y a ella le dolieron los pechos. Quería abofetearlo, pero abofetearlo para que se le cayera la ropa.
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