Jean Rochefort
JUDÍOS Y ALEMANES
Los niños veíamos todo lo que pasaba. En 1941 o 1942 unos vecinos denunciaron a unos judíos que vivían en el piso de abajo porque tenían bañera: para quedarse con su apartamento. Cuando se lo reprocharon, dijeron: “¡Cuestión de higiene!”. Tras la liberación, los adultos tiraban piedras a niñas de 16 años acusándolas de haberse acostado con alemanes. A las que tenían hijos con ellos, además de dejarlas calvas, las sacaban desnudas a la plaza y cogiendo al bebé por las piernas, como una gallina, decían: “Este es el fruto del amor prohibido”.
Jean Rochefort / El viejo en el olivar
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