Octavio Paz |
Fernando Savater
OCTAVIO PAZ
Llegué muy conmocionado, temiendo ver a mi amigo en estado de sufrimiento. Octavio se encontraba ya muy consumido, prácticamente no podía hablar, y lo trasladaban en silla de ruedas sólo el par de horas al día que se levantaba de la cama. Pero aún así, al verme me lanzó una sonrisa con el afecto y la complicidad que habíamos tenido durante muchos años. Yo no sabía qué decir, era tal la emoción que me embargaba. Entonces Marie Jo [la mujer de Paz] tuvo un gesto maravilloso y le pasó la mano por el cabello mientras me decía con ternura: ´Mira qué pelo más bonito tiene todavía`. Esa caricia me desgarró, pero también me llenó de vida. Fue la última vez que lo vi.
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