Cenotes
Valladolid, Yucatán, 16 de diciembre de 2016
Vine a Valladolid porque me dijeron que aquí había un par de cenotes. Una frase rulfiana, la primera de Pedro Páramo, por supuesto. La verdad es que vine a estas tierras a conocer un par de cenotes (Samulá e X-kekén) pero no me sumergí en ellos, y no, la ortografía no se me olvidó. Para desilusión de los lujuriosos, se trata de pozos subterráneos, umbrales del inframundo, o cavernas de agua dulce, que se forman debido a que el terreno poroso conduce el agua de lluvia tierra adentro y forma estas maravillas. No hay ríos en Yucatán, no hay un puente desde donde arrojar un cadáver, por ejemplo. Pero abundan los cenotes, tierra bendita.
Los famosos cenotes Samulá e X-kekén están apenas a unos siete kilómetros de Valladolid, y a un trio de piedra uno del otro. Un lujoso restaurante, además, ofrece las delicias de la gastronomía yucateca: venado, longaniza, caldo de lima. Un agujero con vista al cielo ilumina las aguas azul turquesa de Samulá, que en maya significa "arenal anegado", según unos, o "cerros por donde escurre el agua", según otros. Por su parte, X-Kekén (o la cueva azul) hace referencia al animal perdido que llevó a su descubrimiento. Todos los días veían regresar al cerdo enlodado, incluso en los tiempos de extrema sequía, y decidieron seguirlo hasta descubrir el cenote. Otros dicen que el cerdo cayó al cenote y que sus chillidos condujeron al dueño al descubrimiento de esta maravilla.
Húmedas y perfectas escaleras de piedra conducen hasta el fondo a turistas de todas las lenguas. Se agarran de las gruesas cuerdas aseguradas a los muros mientras descienden a las antiguas aguas sagradas de los mayas y se quedan extasiados, además, con las raíces que cuelgan del techo y las estalacticas, paciente elaboración de los siglos y parte esencial del espectáculo de estas piscinas.
Me dicen que están conectados. Que si alguien se ahoga en un cenote, aparece en otro, infiel o no. Las advertencias no faltan: Nade bajo su propia responsabilidad. El guía precisa una profundidad de veinte metros, suficiente para dormir con los peces.
Cenote Samulá Yucatán, México, 2016 |
Los famosos cenotes Samulá e X-kekén están apenas a unos siete kilómetros de Valladolid, y a un trio de piedra uno del otro. Un lujoso restaurante, además, ofrece las delicias de la gastronomía yucateca: venado, longaniza, caldo de lima. Un agujero con vista al cielo ilumina las aguas azul turquesa de Samulá, que en maya significa "arenal anegado", según unos, o "cerros por donde escurre el agua", según otros. Por su parte, X-Kekén (o la cueva azul) hace referencia al animal perdido que llevó a su descubrimiento. Todos los días veían regresar al cerdo enlodado, incluso en los tiempos de extrema sequía, y decidieron seguirlo hasta descubrir el cenote. Otros dicen que el cerdo cayó al cenote y que sus chillidos condujeron al dueño al descubrimiento de esta maravilla.
El Triunfo en el cenote X-Kekén 16 de diciembre de 2016 |
Húmedas y perfectas escaleras de piedra conducen hasta el fondo a turistas de todas las lenguas. Se agarran de las gruesas cuerdas aseguradas a los muros mientras descienden a las antiguas aguas sagradas de los mayas y se quedan extasiados, además, con las raíces que cuelgan del techo y las estalacticas, paciente elaboración de los siglos y parte esencial del espectáculo de estas piscinas.
Me dicen que están conectados. Que si alguien se ahoga en un cenote, aparece en otro, infiel o no. Las advertencias no faltan: Nade bajo su propia responsabilidad. El guía precisa una profundidad de veinte metros, suficiente para dormir con los peces.
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