Jaime Fernández Molano
Es un SÍ para el país,
no para Santos ni para la guerrilla
Me han preguntado por qué voy a votar por el SÍ. Y esta es mi respuesta:
En primera instancia, creo que es muy importante hacer un paneo histórico sobre los grandes y escasos procesos de paz que han resultado exitosos en el planeta, para demostrar que ninguno es perfecto; que por supuesto quisiéramos que todos los que consideramos bandidos, delincuentes, extorsionistas y asesinos, se pudrieran en la cárcel. Que, como dijera un dirigente de derecha, da rabia pensar que después de todo lo que han hecho, terminen sembrando florecitas en el campo dizque para pagar sus crímenes. Pero estoy aún más de acuerdo con lo que alguien le respondió a ese dirigente: yo si prefiero ver a esos señores que tanto daño han causado, sembrando flores y no minas quiebrapatas, ni masacrando gente.
La historia demuestra que en más de medio siglo de guerra, ni uno ni otro bando fue capaz de derrotar totalmente al otro. Ni Tirofijo llegó al poder por las armas, ni Uribe pudo acabar militarmente con esa guerrilla, aunque tuvo ocho largos años para hacerlo —y que no vengan con el cuento de que le faltaron otros dos, tres o cuatro años para hacerlo—.
Así las cosas, después de casi 60 años de guerra atroz con esta guerrilla, prefiero una paz imperfecta (porque la perfecta solo está en el cielo) que una guerra recrudecida y sin ninguna esperanza, que puede durar fácil otro medio siglo y otros cientos de miles de nuestros muertos (incluidos, Dios no lo quiera, algunos de nuestros hijos, nietos o familiares).
Y eso no significa que respalde a un político abyecto y manipulador como Santos, de la misma calaña que todos los que le han precedido en esa silla en el último siglo (incluido Uribe, uno de los más despreciables y temibles).
No. No es respaldar a ese deshonroso personaje que está en el poder, y menos a los indeseables guerrilleros. No. Es apoyar la posibilidad de que por fin tengamos algo, algo de esa paz que hemos buscado, así no sea la ideal, por supuesto.
Y una reflexión: si no es ahora ¿cree que vamos a tener otra oportunidad en breve tiempo para lograr un acuerdo? Y si se llegara a dar, ¿cree que van a estar dos angelitos inmaculados al frente de esa firma? Me explico: ¿será que nos toca esperar a tener un presidente honesto, transparente y prócer, de un lado, y del otro un ángel de Dios, para —ahí sí— apoyar un acuerdo?
Hay que verlo como un momento histórico que tenemos la oportunidad única de aprovechar o desaprovechar ahora mismo. Y por supuesto que cualquier acuerdo siempre será imperfecto, y no nos tendrá contentos al 100%; pero prefiero eso, a seguir en una guerra irracional que desde siempre y hasta hace poco hemos sufrido con esa guerrilla.
Y claro que existen otros grupos y muchos más bandos de gente miserable haciendo la guerra ahora mismo, y que al firmar el acuerdo con las Farc no van a desaparecer de la noche a la mañana; pero tampoco olvidemos que si bien esa guerrilla no es el único generador de violencia, si es, sin lugar a ninguna duda y de lejos, la más fuerte y la de mayor capacidad de daño que hemos tenido en todo el territorio nacional y en toda nuestra historia.
En resumen, voy a decir SÍ para darle una oportunidad al país, no de terminar ya la violencia de un plumazo (asunto imposible en cualquier momento), pero sí de empezar a tejer otros caminos posibles que conduzcan hacia la terminación de este conflicto.
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