miércoles, 28 de septiembre de 2016

Casa de citas / Marcos Ordoñez / Relatos tempranos



Marcos Ordoñez
RELATOS TEMPRANOS


Quiero leer ese libro, pero no doy abasto. Capote ha sido y es capital en mi vida. Uno de los libros que más veces he releído (y regalado) es “Música para camaleones”. Me gusta casi todo lo suyo (y el “casi” es porque “Plegarias atendidas” se quedó en tres capítulos), pero “Música” es la paleta de todos sus colores, todos sus tonos. ¡Hay tanto que disfrutar y que aprender ahí! Entre las muchas piezas de caza mayor siempre vuelvo a “Un día de trabajo”, esa jornada con Mary Sánchez, su asistenta, una lluviosa mañana de abril de 1979, donde, en una ventana alta de la calle 87, aparece el fantasma de su madre la noche en que se tomó treinta pastillas de Seconal, y Truman y Mary acaban en una pequeña iglesia solitaria, rezando “por todas las almas perdidas en la oscuridad”. Puro “late style”, como “Las joyas de los Cabot”, de Cheever, o “Los ojos de las estrellas”, de Salter. De lo tardío a lo temprano: ahora pienso en esos relatos adolescentes que han tardado tantos años en aparecer, y me pregunto lo que se habrán preguntado tantos admiradores de Capote: ¿aparecerán algún día los capitulos perdidos de “Plegarias atendidas”?




No hay comentarios: