Triunfo Arciniegas
SKY ROJO
25 de julio de 2021
Empezó en Netflix la segunda temporada de SKY ROJO: licor, drogas y putas. Una mezcla de Tarantino y Almodóvar, con algo de David Lynch, pero sobre todo Tarantino, una serie tan loca y frenética, tan disparatada que resulta creíble. Muy feminista, por cierto. La mejor manera de disfrutar la serie es desligándola de la realidad, de esa perversa definición de que los malos son los hombres y las buenas las mujeres. Es ficción, y punto. No es un documental. No hay un solo policía. En ocasiones los personajes amenazan con la ley, pero nunca aparece. Se trata de un territorio sin Dios ni ley. Un reino de dinero y lujuria, un mundo perverso.
El humor negro, la música, los cortes, el manejo de la cámara, el color, la simpleza y la monotonía del paisaje (desiertos calurosos) son otras virtudes. El paisaje esencial es la carne. Frases cortas, contundentes, y ante todo acción. El mundo como vértigo y vorágine.
Iba a titular la entrada como PUTAS FEMINISTAS, pero sé que me llovería una paliza de comentarios. Algunos (que no saben leer) entenderían el título como un insulto a las feministas y no como es la cosa: mujeres que, aparte de putas, se compartan como feministas. Aunque tampoco es así porque un burdel no es precisamente un territio de asuntos metafísicos, filosóficos o políticos. En realidad, se trata de un mundo de hombres y mujeres, de hombres despiadados y mujeres humilladas. Pero sobre todo de mujeres que enfrentan la adversidad como mejor pueden en un mundo dominado por los hombres. No se trata de mujeres que defiendan ideas (ni mucho menos personajes de cartón para demostrar a la fuerza ciertos principios) sino simple y llanamente de mujeres que pelean para salvar el pellejo. SKY ROJO trata de la aventura más elemental y primaria del ser humano: sobrevivir. Por eso conmueve.
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