sábado, 22 de noviembre de 2014

Triunfo Arciniegas / Diario / Jinetera y otras desdichas

Paula Moreno

Triunfo Arciniegas
JINETERA Y OTRAS DESDICHAS
Cúcuta, 22 de noviembre de 2014

"Como en Cuba hay ese racismo tan sistemático, la gente me bajaba del bus turístico pensando que yo era prostituta: ‘Jinetera, bájate’, me decían."

Esta frase de Paula Moreno, exministra de Cultura, me hace pensar en algo bastante obvio: ni el capitalismo significa solo pillaje, explotación, ambición o lo que sea, ni el socialismo es el territorio de la hermandad, la bondad y las buenas conciencias. Si fuese así, Venezuela y Cuba serían tierra santa. Y los asesinos de la guerrilla, salvadores de la patria. ¿Uno es de derecha si critica las aberraciones del socialismo o es de izquierda si censura los desmanes del capitalismo? ¿No es otra aberración calificar de esta manera a la gente? 

¿De qué le sirve a un ciudadano que liberen al país de la tiranía si luego se lo sirven a los extranjeros? La necesidad ha convertido a Cuba es el prostíbulo de los turistas. Los defensores del socialismo alegarán que lo mismo pasa en Cartagena de Indias desde hace décadas y está pasando ahora en Medellín. Es cierto, pero esta triste e innegable noticia no modifica la realidad cubana. ¿De qué han servido más de cincuenta años de hambre? ¿Qué justifica la tiranía de un solo apellido por más de medio siglo? Los defensores del socialismo alegarán los innegables progresos de la medicina y la educación. ¿Pero de qué le sirven a alguien dos doctorados si apenas sobrevive manejando un taxi? ¿De qué le sirve a uno que le alivien la tos o el dolor de muelas si vive prisionero en una isla? ¿De qué le sirve a uno una carrera universitaria si sus hijos o sus padres tuvieron que elegir los dolorosos caminos del exilio? En Cartagena de Indias, el cubano David Chericián me dijo en el 2000: "Hace veintisiete años que no veo a mi madre". Se murió sin volverla a ver.

Y, por último, no me vengan con el desventurado cuento de que Paula Moreno es una mujer, una mujer negra, o lo que es peor: una mentirosa. Es sabido (y los abogados dominan este perverso arte) que se pretende desvirtuar el mensaje descalificando al mensajero. Si quieren refutar, por favor, piensen primero, y escriban con fundamento y coherencia. No insulten al mensajero: acepten o denuncien o demanden el mensaje.



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