El editor Jaume Vallcorba (1949-2014). Fotografía de Pere Tordera.
Patricio Pron
EDITORES
¿Qué define a un "buen" editor? La respuesta no es simple, pero, si existe, está en la trayectoria de Klaus Wagenbach, quien en 1964 fundó la empresa que lleva su nombre y es reconocida como una de las editoriales independientes más importantes de Europa. A lo largo de su vida como editor, Wagenbach ha tenido que hacer frente al acoso policial, la colectivización frustrada de su empresa, la prohibición de la difusión de sus libros en la así llamada República Democrática de Alemania, decenas de procesos judiciales y nueve meses de cárcel en suspenso, así como a la fragilidad inherente a todo proyecto editorial que antepone la necesidad de enriquecer la discusión acerca del modo en que vivimos a la de rendimientos económicos inmediatos.
En sus palabras, Wagenbach Verlag es una editorial "independiente que hace uso de esa independencia, tiene opiniones propias y asume los costos que haya que pagar por ello. No es grande, pero sí reconocible"; como sostiene en el documental de Margit Knapp y Arpad Bondy El corazón está a la izquierda, sus libros le provocaron "muchas pérdidas y algunas alegrías" y constituyen (como sucede siempre con los editores realmente buenos) su autobiografía intelectual: Rudi Dutschke, Daniel Cohn-Bendit, Michel Foucault, la Fracción del Ejército Rojo (RAF), Natalia Ginzburg, Pier Paolo Pasolini, Günter Grass, Giorgio Manganelli, Franz Kafka, Norberto Bobbio, Robert Pinget, Italo Calvino, Boris Vian, Hans Magnus Enzensberger, Michel Houellebecq. Wagenbach Verlag cumple cincuenta años de existencia en 2014 y es un recordatorio de que sólo las visiones editoriales que se oponen al sentido común triunfan a largo plazo. Al igual que el recientemente fallecido Jaume Vallcorba, Wagenbach no ha dejado en ningún momento de seguir sus propias reglas: miles de lectores tenemos con ambos una deuda que no podremos pagar nunca, que se cuenta en descubrimientos, en argumentos para pensar acerca de nuestra forma de vida, en la convicción de que los editores mediocres sólo multiplican el número de títulos (ya de por sí desmesurado), pero los buenos editores aumentan el de los lectores realmente libres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario