sábado, 29 de marzo de 2025

Los osos de Yellowstone

 


LOS OSOS DE YELLOWSTONE

 Una inusual acumulación de osos, tanto grizzlies como negros, ha bloqueado las entradas del Parque Nacional de Yellowstone, impidiendo el acceso a turistas y generando alarma entre los guardabosques. Este fenómeno, sin precedentes, ha llevado a evacuaciones y retrasos, y ha dejado perplejos a los científicos.

viernes, 28 de marzo de 2025

Un actor / Harrison Ford

 

Harrison Ford

Harrinson Ford

Esto no es un set de película. Esto no es Han Solo. Esto es solo Harrison Ford, en algún momento a principios de los 70, en su propia cocina, mucho antes de que la galaxia supiera su nombre.

Una foto / Leyendas

 

LEYENDAS

Martin Scorsese, Joe Pesci, Robert De Niro y Al Pacino, 2022 




José Martí / El monstruo

 


José Martí

EL MONSTRUO


Toda mi vida he recordado esta frase pero de otra manera: “Porque conozco al monstruo, puedo hablar de sus entrañas”. Ahora veo que existe otra: “Puedo hablar del monstruo porque conozco sus entrañas”.



martes, 25 de marzo de 2025

Anónimo / Leticia

 



Anónimo 

LETICIA


Leticia fue mi alumna en la escuela "Justo Sierra", en plena sierra. Tenía once años de edad.

Once años conociendo las carencias y la mugre de la vida.

Siempre con la misma ropa, heredada por una tradicional necesidad familiar.

Once años batallando con los bichos de día y de noche.

Con una nariz que como vela escurría todo el tiempo.

Con el pelo largo y descolorido sirviendo de tobogán a los piojos.

Aun así, era de las primeras en llegar a la escuela.

Tal vez iba por los momentos necesarios para soñar que era lo que no; aunque enfrentara el rechazo y el asco de los demás.

A la hora del trabajo en equipo nadie la quería.

No dieron la oportunidad para demostrar qué tan inteligente era: el repudio fue lo que Leticia conoció.

Me desconcertaba el hecho de ver que algunos varones con características semejantes a las de Leticia eran aceptados por el resto de las niñas y los niños, pero no ocurría lo mismo con Leticia y las niñas.

A mí solo se me ocurría hacer recomendaciones que nunca fueron atendidas.

En ese tiempo me preguntaba:

¿De qué sirve leer cuentos a esos niños que no han comido?;

¿serviría de algo alimentarlos con fantasías?

Yo creía que sí, pero no sabía hasta dónde.

Constantemente les brindaba relatos, sobre todo en la mágica hora de lecturas, dos veces por semana.

Un día conté "La Cenicienta" y cuando llegué a la parte en que el hada madrina transformó a la jovencita andrajosa en una bella señorita de vestido vaporoso y zapatillas de cristal, Leticia aplaudió frenéticamente el milagro realizado.

Había una súplica en su rostro que provocó la burla de los que no tenían la misma capacidad ni la misma necesidad de soñar.

Esta vez hubo recomendaciones y regaños.

En otra ocasión, pregunté a mis alumnas y alumnos: ¿qué quieren ser cuando sean grandes?

Y el cofre de sus deseos se abrió ante mí: alguien quería ser astronauta, aunque al pueblo ni el autobús llegaba; otros querían ser maestros, artistas o soldados.

Cuando le tocó el turno a Leticia, se levantó y con voz firme dijo:

“¡Yo quiero ser doctora!"

y una carcajada insolente se escuchó en el salón.

Apenada, se deslizó en su banca invocando al hada madrina que no llegó.

Mi labor en esa escuela terminó junto con el año escolar.

La vida siguió su curso.

Después de quince años, regresé por esos rumbos, ya con mi nombramiento de base.

Hasta entonces encontré algunas respuestas y otras preguntas.

Las buenas noticias me abordaron en autobús, antes de llegar al crucero donde trasbordan los pasajeros que van al otro poblado.

Llegaron en la presencia de una señorita vestida de blanco.

-¡Usted es el maestro Víctor Manuel!... , ¡usted fue mi maestro! _me dijo_ sorprendida y sonriente.

El que podía encantar serpientes con las historias que contaba.

Halagado, contesté:

_Ese mero soy yo.

_¿No me recuerda, maestro? _Preguntó, y continuó diciendo con la misma voz firme de otro tiempo- yo soy Leticia ... y soy doctora ...

Mis recuerdos se atropellaban para reconstruir la imagen de aquella chiquilla que en otro tiempo nadie quería tener cerca.

Se bajó en el crucero dejando, como La Cenicienta, la huella de sus zapatillas en el estribo del autobús...

Y a mi con mil preguntas.

Todavía alcanzó a decirme: - Trabajo en Parral... búsqueme en la clínica tal... y se fue…

Un día fui a la clínica que me dijo y no la encontré.

No la conocían ni la enfermera ni el conserje.

¡Era demasiada belleza para ser verdad!

"Los cuentos son bellos pero no dejan de ser cuentos", me lamentaba.

Arrepentido de haber ido, y casi derrotado, encontré a la directora de la clínica y hablé con ella.

Lo que me dijo, revivió mi fe en la gente y en la literatura:

_La doctora Leticia trabajaba aquí _me contó_.

Es muy humana y tiene mucho amor por los pacientes, sobre todo con los más necesitados.

_Esa es la persona que yo busco _asi grité.

_Pero ya no está con nosotros _dijo la directora.

_¿Se murió? _Pregunté ansioso.

_NO, COMO CREE, La doctora Leticia solicitó una beca para especializarse y la ganó... ahora está en Italia.

Leticia sigue aprendiendo más y enseñando sus secretos para luchar.

Yo sigo queriendo saber hasta dónde llega el poder de las palabras; ¿cuál es el sortilegio para encantar a las serpientes que jalan a los descobijados?; como profesor, ¿qué puedo hacer para equilibrar la balanza de la justicia social ante casos parecidos?; ¿cuándo empezó el despegue de los sueños de Leticia en cuanto al resto de sus compañeras y compañeros?; ¿dónde radica la fortaleza de las mujeres que superan cualquier expectativa?

Ya no quiero ser el maestro de Leticia: Ahora quiero aprender.

Quiero que me enseñe cómo evoluciona una oruga hasta convertirse en ángel y, sobre todo, quiero descubrir, ¿cuál fue la varita mágica que la convirtió en la princesa del cuento?

El maravilloso poder de las palabras.



viernes, 21 de marzo de 2025

Un libro / PROUST, novela familiar, de Laure Murat

 




Mientras se encuentra inmersa en la escritura del prólogo para una antología de artículos sobre Marcel Proust, Laure Murat topa con una escena de Downton Abbey en la que un mayordomo pone la mesa midiendo la distancia entre cubiertos con ayuda de una regla. Esta diminuta ceremonia, ejecutada con solemnidad sacramental, evoca en Murat, desde lo más recóndito de su memoria, una figura arcaica: las puras «formas vacías» que rigen el entorno aristocrático; el principio sobre el que se equilibra toda una casta, su casta. Porque lo que Murat reconoce en esa atención a las cosas inútiles es, a su pesar, una parte de sí misma, descendiente al mismo tiempo de los Luynes y de los Murat, dos célebres y centenarias dinastías francesas.

A raíz de esta pequeña epifanía, y guiada por la fascinación que despertó en su juventud la lectura de En busca del tiempo perdido, acabará emprendiendo una revisión de su propio y muy proustiano pasado que la llevará, a su vez, a explorar la vida y obra de Proust a través de una historia y un París que no le son nada ajenos: dos universos vinculados sin solución de continuidad, pues «el mundo pasado en el que crecí seguía siendo el de Proust, que había conocido a mis bisabuelos, cuyos nombres aparecen en su novela».

Una novela que supuso para ella, a los veinte años, un impacto transformador: «Y entonces mi vida cambió. Proust sabía mejor que yo por lo que estaba pasando. […] Incluso antes de romper con mi propia familia, me ofreció una meditación sobre el exilio interior que experimentan quienes se desvían de las normas sociales y sexuales». Así es como Proust, novela familiar se erige en un homenaje no solo a la obra proustiana sino al poder emancipador de la literatura a través de la lectura, que es también un poder de consuelo y de reconciliación con el tiempo.

ANAGRAMA

jueves, 20 de marzo de 2025

Casa de citas / Cervantes / Estas borrascas

 


Miguel de Cervantes Saavedra

ESTAS BORRASCAS

“Sábete, Sancho, que todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien esté ya cerca...”

Miguel de Cervantes Saavedra

Don Quijote


miércoles, 19 de marzo de 2025

Triunfo Arciniegas / Diario / Pecora

 



Triunfo Arciniegas
PECORA
‘La pecora nera e altre favole

De repente uno se encuentra con el libro más famoso y más amado de Monterroso y el queso de oveja. Casi al mismo tempo, en el mismo mercado. Dos manjares, casi del mismo precio. Cinco euros por el libro y seis por el queso.  

Alborozado, uno corre prepararse un café colombiano, otra exquisitez, con pan y mermelada. Y queso, por supuesto.

Sólo se me ocurre otra manera de iniciar el día. Y requiere compañía, como todo el mundo sabe. 


***

LA PECORA NERA


In un lontano paese visse molti anni fa una pecora nera.

Fu fucilata.

Un secolo dopo, il gregge puntito le innalzò una estatua equestre che stava molto bene nel parco.

Così, in segiuito, ovni volta che apatía no pe ore nere, esse veníamo rápidamente pasaste per le armi, perché le futuro generazione di pecore comuni potesseri esercitarse anche nella scultura.


Augusto Monterroso

‘La pecora nera e altre favole’

Sellerio editore Palermo, Palermo, 1980, p. 1980


(Fotografía de Triunfo Arciniegas

Roma, 19 de marzo de 2025) PECORA

19 de marzo de 2025


De repente uno se encuentra con el libro más famoso y más amado de Monterroso y el queso de oveja. Casi al mismo tempo, en el mismo mercado. Y alborozado, corre a casa a prepararse un café colombiano con pan y mermelada. Y queso, por supuesto.


Sólo se me ocurre otra manera de iniciar el día. La que todo el mundo sabe. 


Nota: el queso, una exquisitez, vale más que el libro.


***

LA PECORA NERA


In un lontano paese visse molti anni fa una pecora nera.

Fu fucilata.

Un secolo dopo, il gregge puntito le innalzò una estatua equestre che stava molto bene nel parco.

Così, in segiuito, ovni volta che apatía no pe ore nere, esse veníamo rápidamente pasaste per le armi, perché le futuro generazione di pecore comuni potesseri esercitarse anche nella scultura.




Augusto Monterroso

‘La pecora nera e altre favole’

Sellerio editore Palermo, Palermo, 1980, p. 1980


(Fotografía de Triunfo Arciniegas

Roma, 19 de marzo de 2025)

lunes, 17 de marzo de 2025

Christopher Nolan / Nunca fui a una escuela de cine

 


Christopher Nolan

NUNCA FUI A ESCUELA DE CINE

Nunca fuí a la escuela de cine. Solía improvisar con la cámara. Estudié literatura inglesa en la universidad y conseguí unas buenas cualificaciones académicas, mientras hacía mis propias películas y quería hacer más. Yo mismo pagué mi primer largo, “Following”, hecho por mi y unos amigos.


domingo, 16 de marzo de 2025

Un personaje / Hélène Pouliquen.

 Hélène Pouliquen.

El Instituto Caro y Cuervo lamenta profundamente el fallecimiento de la académica, docente y escritora francesa Hélène Pouliquen.

Con una trayectoria de más de 30 años formando a varias generaciones de investigadores y literatos en la Universidad Nacional de Colombia, el Instituto Caro y Cuervo y la Universidad Javeriana, Pouliquen deja una huella indeleble en sus estudiantes, muchos de los cuales se convirtieron en destacados académicos. Su influencia trascendió las aulas, con discípulos que continúan cultivando sus enseñanzas tanto en Colombia como en el extranjero.

Su legado perdura no solo en sus publicaciones, sino también en las carreras de aquellos que fueron sus estudiantes. Hélène Pouliquen sembró en ellos la idea de “cultivar su propio jardín”, alentándolos a seguir sus propios caminos intelectuales, siempre en diálogo con las ideas y teorías que ella promovió.

Una cita tomada del artículo ‘Homenaje a Hélène Pouliquen’, publicado en la revista La Palabra, refleja la perspectiva de Pouliquen sobre la función vital y formadora de la literatura, vinculada a un proceso profundo de autoconocimiento y desarrollo personal: “Creo que la literatura permite a una persona volverse realmente persona”.

A sus familiares, seres queridos y exalumnos, les expresamos nuestras más sinceras condolencias.

sábado, 15 de marzo de 2025

National Geographic / Rosas negras

 


ROSAS NEGRAS

Turquía es el único lugar del mundo donde crecen rosas negras naturales, alimentadas por las aguas del Éufrates. Un tipo de flor muy raro, sólo en la aldea Halfeti, al sureste de la provincia de Şanl ıurfa, cerca de la provincia Urfa. Parecen negros durante el verano, en otras estaciones son rojos muy oscuro. Esta variedad viene dada por la densidad del suelo y la combinación de antocianinas, pigmentos solubles en agua; el suelo tiene un gran impacto en este tipo de pigmento porque es bastante sensible al pH.




Lección de semántica / Todo junto y separado

 

Ilustración de Triunfo Arciniegas


LECCIÓN DE SEMÁNTICA 



viernes, 14 de marzo de 2025

Venecia / Agua y millones de troncos

 

VENECIA

Venecia es realmente una ciudad increíble, no sólo por su belleza y arquitectura sino que a pesar del tiempo está flotando en un bosque sumergido.

Para no creerlo desde el 421 d.C., Venecia se ha mantenido sobre millones de troncos de árbol atrapados en el fondo de arcilla de la laguna. No de acero ni concreto, pero sobre todo aliso, con unos pocos robles, apoyan a toda la ciudad.

En el agua salada, estos pilares de madera se han petrificado con el tiempo, volviéndose tan duros como una piedra. El Campanile de San Marcos solo se encuentra sobre 100.000 pilas, mientras que la majestuosa Basílica della Salute requirió más de un millón de troncos. Los antiguos constructores golpearon estos árboles en el fondo marino, creando un verdadero bosque sumergido.

Esta estructura única se extiende hasta tres metros de profundidad, con pilas espaciadas a sólo medio metro de distancia. A 1.6 metros por debajo de la línea de flotación, esta extraordinaria hazaña de la ingeniería medieval continúa, después de 1500 años, apoyando a una de las ciudades más fascinantes del mundo. 


Carlos Ragui Figueroa

Fuentes: Estudios de Arquitectura, Documentos Históricos y Arqueológicos de la Universidad de Florida.



El secreto de Venecia

 


EL SECRETO DE VENECIA

Bajo Venecia, las estructuras históricas descansan en miles de pilas de madera, en su mayoría roble y abeto, empujadas al lecho de la laguna.

Aunque pueda parecer extraño construir sobre troncos inmersos en agua, este método de ingeniería ha demostrado ser extraordinariamente efectivo. El agua salobre, carente de oxígeno, impide que la madera se pudra, mientras que su contacto constante con el agua ayuda a endurecerla con el tiempo, transformándola en un material similar a la piedra.

Este sistema ha permitido a los palacios venecianos mantener su estabilidad durante más de 2000 años.



jueves, 13 de marzo de 2025

Un caso triste / Mel Gibson y las armad

 


MEL GIBSON Y LAS ARMAS

𝗨𝗡 𝗖𝗔𝗦𝗢 𝗧𝗥𝗜𝗦𝗧𝗘

Como la mayoría de ustedes deben haber notado, el famoso actor Mel Gibson, es uno de los principales (y escasos) lamebotas que tiene Trump en Hollywood.

Recientemente, Trump lo nombró, junto con otros dos lamebotas más (Sylvester Stallone, que ha llamado a Trump "un segundo George Washington", y Jon Voight, que dice que Trump es "un Abraham Lincoln moderno") para que fueran sus "embajadores especiales en un lugar grandioso pero muy problemático; Hollywood, California".

Pero Mel Gibson es un personaje bastante parecido a los personajes de sus películas y ha tenido encuentros con la justicia en más de una ocasión; una de ellas por golpear a su novia, por lo que fue condenado, entre otras cosas, a perder su derecho a comprar y poseer armas de fuego desde 2011, cuando sucedió el incidente.

Pero con la llegada de Trump al poder por segunda vez y su creciente amistad con el presidente, Gibson sintió que era el momento para solicitar que le devolvieron su derecho a portar armas.

Con este fin, hizo que sus abogados enviaran una carta al Departamento de Justicia solicitando que le fuera reintegrado dicho derecho.

La carta fue a parar a manos de Liz Oyer, abogada de indultos del Departamento de Justicia, junto con múltiples otra solicitudes que ella recibe habitualmente. Después de estudiar el caso de Gibson y ver sus otras interacciones con la justicia, Oyer determinó denegar la solicitud, estimando que no era bueno que un hombre iracundo como el actor estuviera en posesión de armas de fuego.

La Sra Oyer envió a la oficina del fiscal general adjunto, Todd Blanche, un borrador de 95 personas que ella consideraba que reunían las condiciones para que se les devolviera su derecho a portar armas, pero que no incluía a Mel Gibson.

Blanche redujo los 95 a solo 9 y le pidió que hiciera la recomendación definitiva para esos 9 casos e incluyera a Mel Gibson.

La Sra Oyer argumentó que "devolver las armas a los maltratadores domésticos es un asunto serio que, en mi opinión, no es algo que pueda recomendar a la ligera, porque hay consecuencias reales que se derivan de que personas con antecedentes de violencia doméstica estén en posesión de armas de fuego".

Varias horas después, recibió una llamada de un alto funcionario del Departamento de Justicia en la oficina de Blanche.

El funcionario le preguntó: "¿Su puesto es flexible?"

"No lo es", respondió ella.

"Luego me explicó básicamente que Mel Gibson tiene una relación personal con el presidente Trump y que eso debería ser base suficiente para que yo haga una recomendación y que sería prudente hacerla", dijo.

Su tono durante la conversación pasó de amistoso a condescendiente y finalmente a intimidatorio, dijo la Sra. Oyer. En respuesta, ella le dijo que “pensaría si había alguna manera de resolver el problema”.

Finalmente, después de pasar una noche y un día pensando en el asunto, llegó a la conclusión de que la posición en la que se encontraba la obligaría a comprometer sus firmes opiniones y ética, y probablemente perdería su capacidad de participar en las conversaciones en el futuro.

Oyer escribió otro borrador de memorando a la oficina del fiscal general, intentando presentar el asunto de una manera más informativa, diciendo que no conocía suficientes detalles del caso Gibson y que, en última instancia, la decisión era de la Fiscal General. Una vez más, no recomendó que Gibson recuperara su derecho a poseer armas.

Horas más tarde, estaba sentada en una reunión no relacionada cuando recibió una llamada urgente de un miembro de su personal, diciéndole que tenía que regresar a su oficina de inmediato.

Cuando llegó, dos agentes de seguridad del edificio la estaban esperando para entregarle una carta del señor Blanche en la que la despedía. La observaron mientras guardaba algunas de sus pertenencias en cajas y la escoltaron fuera del edificio.

Final anticipado de una carrera brillante, solo por tener una opinión diferente que la del señor presidente (que pudo haber indultado a Mel Gibson sin contar con ella, pero no lo hizo).

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La historia del samario que se unió a las tropas de Ucrania para ganar $20 millones al mes y murió en ataque ruso

 

Samario en Ucrania

Ricardo Velásquez Lindarte murió en un ataque a tropas ucranianas.Foto: Tomada de redes sociales



La historia del samario que se unió a las tropas de Ucrania para ganar $20 millones al mes y murió en ataque ruso

Ya son seis los magdalenenses que han muerto en esta guerra. El último fue identificado como Ricardo Velásquez.

Nicole Kidman no es la única: por qué la nariz y las orejas siguen creciendo aunque nosotros no

 

Nicole KidmanEl tipo de piel de Nicole Kidman hace que sea más evidente el crecimiento de las orejas (Foto


Nicole Kidman no es la única: por qué la nariz y las orejas siguen creciendo aunque nosotros no


Sí, es cierto que tanto la nariz como las orejas son las dos partes del cuerpo que siguen creciendo aunque nosotros no lo hagamos. Hablamos con un experto en cuidado de la piel que nos explica por qué. 


Joanna  Guillén Valera

11 de marzo de 2025


El cuerpo de las personas deja de crecer a una determinada edad o en un determinado momento de la vida y a partir de una edad, encogemos, sin embargo, esto no ocurre con todas las partes del cuerpo. La nariz y las orejas, por ejemplo, siguen su curso. De hecho, hay personas mayores que tienen las orejas o la nariz muy grandes en comparación con el tamaño que tenían cuando eran más jóvenes. ¿Por qué ocurre esto? Hablamos con Alessandro Thione, especialista en Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, que nos resuelve estas y otras dudas como, por ejemplo, qué se puede hacer para evitar este crecimiento. 

miércoles, 12 de marzo de 2025

Casa de citas / Giuseppe Tornatore / Malènw

 

Monica Belluci


Pedaleé como si huyera y en realidad huía de ella, de los sueños, de los recuerdos. Creía que tenía que olvidar Estaba seguro que conseguiría olvidar. El tiempo ha pasado y he pasado mi vida banalmente, he conocido a tantas mujeres y siempre me han dicho, "acuérdate de mí". Pero siempre las he olvidado. Aún hoy es ella la única que no he olvidado... Malèna


Malèna, de Giuseppe Tornatore.

Nicolás Gómez / Radiografía del fracaso

Nicolás Gómez

RADIOGRAFÍA DEL FRACASO


Petro es un presidente fracasado que lidera un gobierno corrupto e inepto. Su mandato no dejará legado más allá que la retórica barata a la que nos acostumbra. 

La consulta popular no es más que una estrategia para adelantar elecciones, medir su capacidad de convocatoria y ver si tiene con qué para atornillarse en el poder. 

¿La secuencia? Sencilla: La consulta será rechazada por el senado (él lo sabe), eso le dará pie y argumento para calentar los ánimos de quienes ya llamó a movilizarse y, viendo que no tiene otro camino, intentará algo para perturbar el orden democrático. 

En el mejor escenario, fracasa y se resigna a usar el poder del Estado y la plata que se han robado para dejar heredero, pero está jodido. 

El gran problema de Petro es que nunca tuvo un mandato real, llegó gracias a los dineros oscuros de la mafia y la corrupción, pactó con la clase política corrupta que hoy dice odiar y el plan, sencillamente, no le funcionó. 

Los Benedettis y Royes que lo llevaron al poder no gustan del autoritarismo comunista, ellos aman es la plata, el poder y la mansión y piscina en Miami, Valle o Barranquilla. Sacaron a dos manos de este gobierno, utilizaron a Petro, y hoy, con un Petro derrotado y desesperado por materializar su delirio, poco a poco irán abandonando el barco. 

Ninguno de esos políticos tradicionales cree en el progresismo, simplemente siempre son de gobierno.




martes, 11 de marzo de 2025

Triunfo Arciniegas / Diario / Males




Triunfo Arciniegas
Males
11 de marzo de 2025

Un cuento extraordinario de Jhumpa Lahiri, “El intérprete de enfermedades”, trata de los paciente que acuden al médico en un país cuya lengua no dominan y necesitan los servicios de un intérprete. No es exagerado pensar que su suerte está más en las manos del intérprete que las del mismo médico. Un error de traducción puede ser mortal. 

Temo a los males cuando viajo. Más de un mes estuve bien  y ahora que unos días primaverales se imponen en Roma al final del invierno me atrapa el traicionero abrazo del oso. No ha sido un descuido: no me han faltado las bufandas, el sombrero, las ropas adecuadas, las botas. De calidad italiana, por supuesto, exceptuando el pintoresco sombrero azul, baratija de un almacén chino.

Alguna vez pasé tres días solo y enfermo en un hotel de Santiago de Chile. El país, que ya es suficientemente frío y desabrido, empeora con la enfermedad. Otra vez tuve quedarme en un hotel bogotano en vez de cumplir con los diversos compromisos de la feria del libro. Me sentí en pleno proceso de transformación kafkiana. Alguna vez caí fulminado por algo que comí en un restaurante del centro histórico de Ciudad de México. Un veneno azteca o algo así. Venía de un amargo carnaval de Veracruz y había pasado por un compleaños sin festejo. Soledad y lejanía vuelven la situación aún más miserable. Ocho años atrás, en Barcelona, me salieron poporotes en la cabeza y se me agrandaron las orejas. Hay fotos. Por Google, en Bologna, nos enteramos que se debía al estrés. “Para que no andes con malas mujeres”, se burlaba Claudia, muerta de risa, y no se refería a ella sino a una que no se portó a la altura.

Hay otros casos, vergonzosos y difíciles de olvidar. Nadie elige las fechas de sus males. Sabemos que el monstruo recorre el mundo, pero esperamos pasar desapercibidos. Que al menos esta vez no nos atrape. Tomamos precauciones, algunas razonables y otras absurdas, y hasta nos escondemos detrás de la puerta. Pero puede que, al ver la casa vacía, el monstruo se lleve precisamente al pendejo que se escondió detrás de la puerta. Sucede en las historias, sucede en la vida.

Viajo con algunos remedios, pero no todos, por supuesto. Extraño el Montelukas para combatir la tos que me azota desde ayer, y las hierbas con agua de panela para la gripa. Y mi cama. Y mi gato. Y hasta mi televisor. Extraño tenderme a ver una serie de Netflix sin ninguna tarea pendiente. Carajo, me pegó la nostalgia.

Pasé mala noche. Para el dolor de cintura traje unas gotas mágicas, por suerte. Pero los males, de tan diversa naturaleza,  se comportan como  bandidos en oscuros callejones y asaltan sin piedad cuando uno ni se imagina. Me dicen que acá solo venden los medicamentos con fórmula, como en Estados Unidos. Tocar no es entrar. Con la intención de cruzarme con una farmacia, fui a la estación central de Ostia en el autobús y tomé el Metromare en Lido Centro hasta Piramide. De ahí seguí en la línea B hasta la estación Colosseo. Y ahí estaba una de las maravillas del mundo. Aparte de que la entrada debe pagarse con tarjeta, no me sentí con fuerzas para hacer el recorrido. El malestar acaba la emoción del viaje. Hice unas fotos como por no dejar y decidí volver a Ostia a buscar la farmacia: línea B con dirección Laurentina y otra vez los treinta minutos del Metromare. 

De nada sirven los monumentos de un pasado esplendoroso en un mal día. Ningún alivio viene de mezclarse con los numerosos grupos de turistas, viejos y jóvenes, o de aturdirse con la algarabía de tan distintas lenguas. La mayoría  viaja en grupos, como niños de primaria. Monumento tras monumento, ciudad tras ciudad, país tras país, siguen como ovejas al guía parlanchín que mantiene en alto una vara con la bandera que identifica al hotel o la agencia de viajes, y vuelven a casa con una incomible sopa de paisajes y datos. 

Así que volviendo al corazón de este episodio desafortunado, las cosas empeoran cuando se padecen los males en otro idioma. Ho tosse e influenza. Per favore, cosa posso prendere. Algo así dije en una de las farmacias de Ostia. Una anciana muy seria tuvo la gentileza de atenderme. Entendí algo de tres dosis y cucharadas grandes. Grazie mille, con la mano en el corazón. Salí con un jarabe y unas pastillas y unas ganas de comer algo. Por suerte ayer preparé unas pastas.


lunes, 10 de marzo de 2025

Ron Gara / Efecto general

 EFECTO GENERAL

Un astronauta que pasó 178 días en el espacio revela una "gran mentira" de la que se dio cuenta cuando vio la Tierra.

Rafael Gumucio / ¿Por qué Borges no escribió una novela?

 



RAFAEL GUMUCIO

¿POR QUÉ BORGES NO ESCRIBIÓ NOVELAS? LA VENGANZA DE CHARLES BOVARY

Juan Carlos Onetti, en una entrevista con amistosa ironía se burlaba de los horarios y puntillosidades de Vargas Llosa: "Tú tienes una relación marital con la literatura", le decía el uruguayo, "mientras yo tengo una relación de amante".

domingo, 9 de marzo de 2025

Gatos


GATOS

El pene del gato tiene pequeñas espinas, que sirven para sangrar la vagina de la hembra, porque el espermatozoide del gato sólo sobrevive en medio sanguíneo.

miércoles, 5 de marzo de 2025

Mon Laforte / Una mujer triste

 

Mon Laforte


Mon Laforte
UNA MUJER TRISTE

He sido una mujer muy triste, realmente muy triste y lo único que sé hacer es trabajar ¿pero saben también hice durante todo este tiempo?

martes, 4 de marzo de 2025

Triunfo Arciniegas / Carnaval de Venecia

 


Triunfo Arciniegas

CARNAVAL DE VENECIA

3 de marzo de 2025


He fotografiado en años pasados los carnavales de Barranquilla, Rio de Janeiro y Veracruz. Creía que el carnaval de Venecia era imposible y aquí estoy.

Me ha costado un montón de equivocaciones, como si me estuviera preparando para la perfección de los próximos.

Esplendor y lujo. Memoria de otros siglos. Es el carnaval de una ciudad adinerada, sin la salvaje  pasión del carnaval de Rio, el espectáctaculo más grande del mundo.

El carnaval de Rio es multitudinario. Son centenares los integrates de una escuela de samba. En cambio, el carnaval de Venecia es un asunto de parejas. No significa que no haya grupos, pero predomina la pareja: el hombre con máscara y antifaz, muy elegante, muy caballeroso y excesivamente adinerado, y la mujer con un traje largo y sofisticado, abundantes y ensortijados cabellos, enmascarada, por supuesto. El hombre estira el brazo para que la mujer apoye su mano en la mano del hombre. No pueden caminar abrazados debido a las ropas de la mujer. Tampoco pueden con los movimientos frenéticos de una danza. Lo que en Río es piel y desnudez, en Venecia es ropaje. Tengo que averiguar por las fiestas de los palacios, los amoríos en los callejones y las orgías.

Si hay carnaval, hay desmadre.

Si no, para qué.

Triunfo Arciniegas / Por Italia como alma en pena

 


Triunfo Arciniegas

Por Italia como alma en pen

2 de marzo de 2025


En el puesto de atrás un viejo ronca y, adelante, dos muchachas italianas no dejan de hablar. No sé cuál es peor. El volumen de los tres es demasiado.


***


El autobús se detiene diez minutos en un Mc Donald’s, donde todo vale tres veces más. Por suerte, el baño es gratis.


***


Pasamos a medianoche por Rimini, donde nació Fellini.


***


Tantos lugares que uno no sabe que existen y que nunca visitará. Toda la gente que jamás conoceremos y las historias que no fuimos.


***


Venecia: las rodillas de los viejos luego de los numerosos peldaños de los numerosos puentes, los adoloridos pies de las damas que insisten en usar tacones, los besos de los enamorados. El agua, tan agradecida en las fotos, embellece y distingue a Venecia.


***


De pronto uno es muy viejo para volver a Venecia. Vendrán otros, con sus amores, con sus penas.


***


Madruga la gente que trabaja y mantiene la extraordinaria dinámica de la ciudad. Los turistas se levantan tarde, luego del alcohol, el sexo y la comida, y se acuestan tarde, por supuesto, ebrios de dicha. Para los madrugadores es su sitio de trabajo. Pasan frente a los bellos edificios y cruzan los puentes sin admiración alguna.


***


De pronto uno es demasiado viejo para salir de casa. Y sólo le resta el último viaje. El boleto ha sido comprado.


***


En italiano no existe una palabra para bombero. En cambio, bordeando la poesía, dicen “vigile del fuoco”.


***


Uno siempre regresa a casa cuando no es capaz de conquistador el mundo. Lo leí en alguna parte. Los romanos salían a conquistar el mundo precisamente para volver a casa. Soñaban con volver a Roma con el botín arrebatado a los pueblos sometidos, con los esclavos, con la gloria de ensanchar el imperio. Roma, la capital del mundo de ese entonces, el centro y la razón. Tanto que el exilio era el más cruel de los castigos.


***


A una de las muchachas parlanchinas se le enredó el pantalón en mi bota izquierda y fue motivo de risas. Por un momento estuvimos enredados. Fuimos un solo y eterno nudo. O nido. Por desgracia, ese momento terminó. Me mira de vez en cuando. Tal vez la he mirado demasiado. Debe pensar que soy un viejo pervertido. No se equivoca.


***


El Italiano de la ventanilla se baja y tomo su lugar. Más adelante viene a ocupar el mío una bella japonesa. Ni siquiera intento una conversación. ¿En qué idioma lo haría? Las estadísticas demuestran que de diez japonesas bellas ignoran el español exactamente diez. Se duerme pronto. Hasta Mestre estaré en el país de las bellas durmientes de Kawabata.


***


Hace muchos años soñé que había llegado a Italia. Era redonda y con pisos que se empequeñecían a media que subían, como la torta de una fiesta con muchos invitados. Fue un despertar dulce.

***

Me quedo en Mestre. Una hora después tomo el tren y llego a Venecia diez minutos después, justo a tiempo para contemplar el amanecer.



Triunfo Arciniegas / Diario / Perdido

 


Triunfo Arcinuegas

PERDIDO 

28 de febrero de 2025

Ahí estoy, en ese ojo, más perdido que el putas.

Venecia es un laberinto.

A menudo se habla de la felicidad del viaje pero no de los contratiempos: la maleta extraviada, el vuelo perdido, la reserva cancelada, las esperas en los aeropuertos, las discusiones con la gente, el taxista que se aprovecha de la situación, el cansancio, el sueño atrasado, el alma que no llega, el descontrol en que caemos cuando se abandonan las pequeñas rutinas de la vida cotidiana.

Todo es nuevo y no hay tiempo de asimilar la información, y peor cuando se viaja en otro idioma. Los locales consideran que lo suyo es fácil y práctico y lo que pasa es que llevan haciéndolo toda la vida. Uno, como viajero, apenas empieza. No solo no hay direcciones fáciles sino palabras imposibles y costumbres absurdas.

Viajar es un duro ejercicio. Se requiere salud, en primer lugar. No se viaja con la nostalgia. El hogar se queda en casa. Si uno no deja amores pendientes, mucho mejor. Lo dijo el sabio: Amor de lejos, amor de pendejos.

Antes se viajaba preguntando, ahora se acude a Google Maps y otras herramientas. Todo se hace por el celular. Yo sigo preguntando. Me gusta tratar a la gente.

Vine a Venecia hace siete años con Claudia, y fue un viaje divertido y feliz. Llegamos en tren a la estación Santa Lucía y fuimos, siguiendo la señalización, hasta la piazza San Marcos. Sin las señales todavía la estaríamos buscando la famosa piazza. Llegamos de día y nos fuimos al atardecer a Bologna sin tropiezo alguno. Un viaje feliz y pare de contar. La felicidad no es materia narrativa.

En este viaje a Venecia, en cambio, he cometido todos los errores. Y los errores cuestan tiempo y dinero. Hace tres o cuatro días, aunque había ensayado todo el recorrido, perdí el viaje: los tiquetes de ida y vuelta. Pensaba que había dos transportes diferentes: uno hasta Mestre y otro hasta Tronchetto. Pensaba que en la estación Tiburtina debía ubicar el autobús con destino a Venecia, por supuesto, y en eso me concentré. Después de haber salido del apartamento a la Piazza di Genova para llegar a la Piazzale de Lido y tomar el Maremetro hasta Piramide, donde se debe buscar la línea B con destino Rebbia y bajarse en Tiburtina con dis horas de anticipación, después de todo eso dejé pasar un bus que decía Zagrebi o algo así. Era ese. Lo supe un minuto después. La hora de salida era a las 11: 59, y exactamente a la medianoche, cuando el Itabús 2792 abandonaba Triburtina, entendí la cosa: el maldito número. Ya no había nada que hacer. Volví a hacer el recorrido en sentido inverso pero con el agravante que a esa hora ya no funcionaba el Metromare. Mediante una videollamada, Jaime me orientó para tomar el bus de los borrachos. Volví a Ostia de pie, entre parranderos y el incómodo equipaje. Hora y media, el trayecto que el Metromare cubre en media. Cuando debía estar durmiendo acercándome a Venecia, me caía de cansancio entre borrachos alebrestados que hablan entre sí como si estuvieran a cientos de metros de distancia. Un estruendoso intercambio de risas y trivialidades que no le importan a los demás. Manada de estúpidos.

Los italianos no son como esperaba. Con semejante comida, con esos quesos y esos vinos, con esos bellísimos paisajes, la música, la pintura y otras maravilla de “la dulce vita”, los imaginaba más alegres y serviciales. Los encuentro cerrados, hoscos e incluso groseros. Hacen mercado de mal genio. No les sonríen a los extraños. Se tropiezan con uno y no se disculpan.

Se amargan muy pronto. Consentidos por sus madres, se quedan como niños y luego se amargan. Sobre todo las mujeres, que envejecen mal. Me he cruzado con infinidad de criaturas bellas, pero no con una sola señora como para caer rendido. Todos fuman como locos desde la adolescencia. Otra cosa: andan en manadas, sobre todo los hombres, desde niños. 

Aunque esta vez logré tomar el autobús correcto, luego de cierta angustia porque venía con “ritardo”, me equivoqué con el punto de destino. Debí escoger Tronchetto en vez de Mestre. Lo supe cuando los tiquetes ya estaban comprados. En Mestre se bajaron casi todos, dije que iba a Tronchetto pero el conductor pidió que le enseñara el tiquete y tuve que bajarme. Era la una de la madrugada y hacía un frío espantoso. ¿Qué hacer? No era más que un pinche paradero, no una estación para refugiarse. Llevaba un saco de dormir pero no había sitio para acomodarme. 

Tenía la equivocada idea de que Mestre y Tronchetto estaban cerca, y marqué la ruta en el celular. Salí rumbo a Venecia como si fuese Marco Polo y media hora después o algo así supe que me había salido de la ruta. Había seguido un camino paralelo y no encontraba la forma de saltar. Tuve que devolverme. Ya me dolían las manos de tanto frío y el equipaje se hacía pesado. Vi una bicicleta abandonada y pensé que haría mi gloriosa entrada como uno más de los poderosos ciclistas colombianos. Descubrí que era eléctrica y no había manera de usarla. Seguí caminando hasta que mi falso camino se unió con la ruta marcada del celular. Encontré un largo sendero de hojas secas que en otra oportunidad hubiera fotografiado con emoción de montañero. El sendero se acabó y corrí al otro lado de la carretera antes de que me atrapara alguno de los pocos pero veloces autos que circulaban a esa hora. Seguí la vía peatonal hasta que se acabó. Atravesé la carretera, exponiéndome a los autos, hasta que encontré otros cincuenta o cien metros de vía peatonal, y al final avancé entre el breve espacio entre dos  muros de metal como un ladrón. No me crucé con nadie. Ni con la policía. En algún momento quise extender el saco y tratar de dormir hasta el amanecer. Por suerte continué. Vi un paradero. Y un joven. Lo saludé y me senté a esperar el autobús. Si alguien espera en un paradero, hay un autobús. Verdad de Perogrullo. El autobús que sea. Con tal de salir de allí. Demoró unos quince o veinte minutos. Y entonces supe la enorme distancia que me hacía falta por recorrer para llegar a Venecia. Me bajé en la Piazza Tronchetto, pero no en la estación. Compré una Coca-Cola y unas papas fritas con sabor a limón en un “Indian”, una pequeña tienda, una caseta, y le pregunté al hombre cómo podía llegar a la estación Tronchetto, con la intención de pasar al baño, recargar los celulares y tal vez dormir un par de horas. Entendí sus señas y, para más certeza, marqué el destino en el celular. Me puse en camino luego de la Coca-Cola y las papas. Llegué, puede decirse que llegué, pero no encontré la puerta. Una manera elegante de decir que seguía perdido tres horas después de llegar a Mestre. 

Iluminado por el Espíritu Santo, reconocí que lo importante ahora no era la estación de Tronchetto sino la exploración de Venecia. Encontré las señales que conducen a la Piazza san Marco y me imaginé que estaría allí antes del amanecer. Luego, siguendo las señales, llegaría a la estación Santa Lucía. No fue así. Perdí las señales. En Venecia uno se extravía en menos de un minutos. Calles estrechas, numerosas calles estrechas que se entretejen como una obra del demonio, y que finalizan de súbito. Hay que retroceder, buscar un puente y pasar al otro lado. El pobre Espíritu Santo me reveló que me guiara por las aguas, que avanzara hasta encontrar los causes más gruesos y en algún momento de la vida el gran canal me acogería como un pobre náufrago latinoamericano. El milagro sucedió. Alabados sean los dioses por su infinita misericordia. Vi el canal y, al otro lado, la estación Santa Lucía. Crecé el puente y amanecí en la estación. Tomé las primeras fotos e hice un recorrido sin alejarme demasiado, sin perder el punto de partida. Pero estaba demasiado cansado para salvar el día. Encontré un supermercado y con la deliciosa privisión de queso, jugo y otras delicias fui a una banca de cemento. La temperatura mejoró. En algún momento vinieron a sentarse unos jóvenes mexicanos muy bien vestidos. Conversaron con esas floridas expresiones tan propias de su país hasta que apareció un par de mujeres. Me acomodé para recuperar fuerzas y dormí por unos instances, absolutamente molido. Hice lo que pude, remendé la situación en la media de lo posible. 

Me equivoqué hasta de día. Esperaba fotografiar  amantes desquisiados junto a un puente o lujuriosas damas desnudas en los portables del amanecer. Pero nada. Pocos disfraces. Debo volver para el remate de domenica, lunedì e martedì. El miércoles de ceniza comienzan el arrepentimiento y los cuarenta días de abstinencia. No hay problemas ni con lo uno ni lo otro. Remordimientos no tengo. Y en cuanto a pecar, no hay con quién.

Quedaba por resolver el asunto del regreso. ¿Para qué buscar la estación de Tronchetto si debía regresar a Roma desde Mestre? Si no permitieron seguir a Tronchetto de venida , tamoco me dejarán abordar desde Mestre. ¿Y cómo llegó desde la estación Santa Lucia? Había sucedido lo que temía: el celular de los datos, el celular con mi número italiano, se quedó sin carga. No encontré sitio para remediar el problema.

Iba a donde me guiaba la intuición, una de las manifestaciones del Espíritu Santo, pero el demonio me detuvo en el muelle de un vaporeto que tal vez podría llevarme a Mestre. Lo abordé como quien se lanza al abismo. Hice un recorrido loco, bordeando la isla, una estación tras otra, hasta llegar a Lido. A última hora, me había dicho, tomo el vaporeto en sentido contrario. Vi de pronto que el vaporeto giraba y que repetía las estaciones: estábamos de regreso. Me tranquilicé. Me bajé en la misma estación donde el demonio me interrumpió el iluminado sendero del Espíritu Santo.

El Espíritu tenía razón. Vi cinco o seis autobuses estacionados y uno de ellos decía: “Stazione Mestre  f / s”. Estuve a punto de besar la tierra al estilo del papa. Como aún no estoy oficialmente canonizado, me abstuve. No falta el entrometido que vaya al Vaticano con el chisme de que me las estoy dando de santo. Ya tendré tempo para desquitarme. Voy a santificar hasta el guarapo. Abordé y me mantuve alerta. Después de las dos primeras paradas, le pregunté a un muchacho para asegurarme y me dijo “next”,  girando mano como si enrollara una madeja. Agregó que era de Brasil, de Rio, cuando le conté de dónde venía. “¿Copacabana?”, pregunté. Sonrió y dijo en inglés algo que no entendí. Ya tenía que bajarme. Mil gracias y adiós. 

O no encontré o no existe una estación de Itabús en Mestre. Si no hay una estación. ¿dónde me siento mientras llega la hora? ¿Dónde me resguardo del frío hasta el amanecer? Estaba exactamente frente a la elegante estación del tren. Arrojando el tiquete de Itabús a la basura, pregunté cuàl era el próximo tren con destino a Roma y una mujer muy querida me respindió que en quince minutos. La pantalla le informó que no quedaba un solo puesto dusponible. 127 euros. “Y el siguiente?” Quedaba un solo puesto. 110 euros, casi medio millón de pesos colombianos, la tercera parte del salaries mínimo actual en Colombia. Lo tomé, y menos de dos horas estaba acomodado en el tercer vagón del Italo 8925 de las 17: 17 con destino a Roma / Termini. No salió a tiempo y llegó a Roma con casi media hora de retraso, pero qué elegancia, qué esplendor. Una muchacha pasó tres veces ofreciendo bebidas, galletas y frutos secos. A mi lado se sentó una Italiana mayor que estuvo estudiando durante todo el trayecto y sólo recibió agua. Y devoró un banano con arustocrática elegancia. Tal vez su cena. A su lado soy el troglotica que surgió del páramo. En el puesto de adelante venía una joven pareja. La mujer, con traje de carnaval, se enrolló sobre su puesto de tal manera que su cabeza descansó en el regazo del hombre y sus pies desnudos se apoyaron contra la ventanilla. Un velo transparente cubría sus divinas piernas. Qué imagen tan perturbadora. No pude ver su rostro.

Le hice un par de breves preguntas a la mujer mayor. Tuvo la gentileza de responderme pero no se despidió en Roma. Se levantó sin mirarne y se alejó como si nada, como si no hubiéramos compartido un extenso kilometraje. No dio oportunidad de al menos una mínima conversación. Tal vez me vio como un migrante más. Tal vez sólo quería seguir leyendo y tomando apuntes. Tal vez preparaba una conferencia. Ya no tendremos una historia. Estoy seguro de que cuando recogió la maleta ya me había olvidado para siempre.

“Acá uno es solo”, dijo mi hermano. Abel, otro immigrante colombiano, me contó el otro día: “Uno sale a la calle y con quién habla?”

Los inmigrantes se mantienen en sus pequeños círculos, hablando su propio idioma. Los italianos no les abren las puertas de su casa. Ni siquiera responden una simple pregunta en la calle.

Tampoco aceptan los pequeños favores de la cortesía. No aceptan que uno les ceda el puesto o que paguen primero en el suoermercado cuando llevan un solo producto. “No nos quieren deber nada, no quieren rebajarse”, precisa mi hermano.

28 de febrero de 2025

sábado, 1 de marzo de 2025

Philippe Louis François / Los museos

 


Philippe Louis François

LOS MUSEOS

“La gente suele ir a los museos y mirar cuatrocientos cuadros en hora y media.

Vuelven con los pies así de hinchados y van en busca de una Coca-Cola tibia para olvidar el experimento.

Los lugares donde están los cuadros se llaman pinacotecas, igual que hay lugares donde están los libros, que se llaman bibliotecas. Nadie va a una biblioteca y lee todos los libros.

Quien va a una pinacoteca, a un museo, debe ir a ver dos cuadros. Al principio, en mi opinión, incluso uno.

El que hizo el cuadro a menudo tardó dos años en hacerlo. O incluso dos meses para hacerlo... ¿Qué me da derecho a mirarlo en veinticinco segundos?

Cuando estaban en la iglesia, la gente los veía desde que nacían hasta que morían: toda su vida. ¿Y ahora tienes que verlo en un minuto mientras corres hacia el siguiente cuadro?.”

*** 

Philippe Louis François Daverio

 (Mulhouse, 17 ottobre 1949 – Milano, 2 settembre 2020),