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| Jean Cocteau y Brigitte Bardot |
Jean Cocteau
BRIGITTE BARDOT
Ella vive como todo el mundo, siendo como nadie.
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| Toni |
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| Mío |
Cuando Cata murió, destrozada por los perros, me quedé con la única compañía de Mío. Luego llegó Nino, que desapareció mientras pasaba una temporada en casa de René y yo resolvía algunos pendientes en Bogotá. Conseguí dos gatos grises un tanto salvajes, muy hermosos, en la finca vecina de La Mancha. Nacieron en el monte, cerca de una mina de carbón, según me contaron. Los conseguí sin proponérmelo. Mi hermano Darío y yo fuimos a la finca de Genaro por un vaso de agua y terminamos trayendo el par de gatos. Pregunté por bromear si me vendían uno y la esposa de Genaro dijo que pedía llevarme ambos si quería. A su nieta, una niña de unos ocho años, le prometí unas acuarelas.
Dejé a Mío en casa de René para evitar conflictos. Los gatos grises estuvieron perdidos en mi casa un par de meses. Comían a escondidas y no tuvimos el acercamiento que esperaba. Uno prefirió la azotea y terminó desapareciendo. Tuvo que disputarse el territorio con otros gatos. De pronto se asustó, huyó y no encontró el camino de regreso. Supongo que así fue.
Me quedé con el otro, el más gris, que prefería el estudio y otros rincones seguros. Al final se pasó a la azotea y dejé de verlo. Rescaté a Mío de la casa de René y entonces apareció en la calle el gato más gris, que empecé a llamar Toni, pues en la finca los llamaban Tom y Jerry. En realidad, nunca pude diferenciarlos. Dejé la puerta entreabierta y Toni volvió a casa.
Sigue esquivo, pero hemos tenido acercamientos. Siempre aparece a la hora de la comida y no se espanta como antes. Entra al dormitorio y a veces se trepa a la cama. Pasa parte de la tarde en la ventana donde Mío toma el sol. Todavía no son amigos. A veces se gruñen.
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| Francis Bacon |

Al enterarme de la publicación de El buen mal (2005), pensaba en cuánto podría haber cambiado la escritura de Samanta Schweblin después de siete años. Al leer el inicio del primer cuento intuí que sería una experiencia entretenida, lo cual confirmé al terminarlo. En efecto, cada cuento supuso una experiencia de lectura distinta, pero tenían en común un halo de extrañamiento que se profundiza con lo dicho y lo no dicho. Sus cuentos nadan entre las mareas opuestas de lo real y lo fantástico. Es así que nos topamos con la ocurrencia de lo improbable, queriendo saber cómo se resolverán las acciones y las consecuencias de dicha experiencia. Mientras leemos nos cobijamos en un tipo de seguridad que se disuelve al término de cada relato, sin saber qué ocurrirá después.
Hoy me enteré de la muerte que alguien que fue amigo mío en mi adolescencia. Era un lector muy dedicado (caminaba con un libro abierto desde el trabajo hasta su casa, un trayecto de dos o tres kilómetros) y quería ser escritor. Tuvo una columna en un periódico de provincia y trabajó en una biblioteca. Nunca lo leí.
Nunca fuimos amigos de verdad.
Se fue a vivir a otra ciudad y fue un alivio.
Me escribió algunas veces y nunca le respondí.
Me molestaba su sentido del humor. Se reía de sus propios chistes malos. En realidad, no me interesaba nada suyo. Poco supe de su vida. Ahora leo que tuvo esposa y dejó dos hijos. Lo imaginaba más solo. Era una persona ridícula.
Murió hace más de un año y hasta ahora me entero. Un periódico de provincia habla de su muerte y menciona algunos libros suyos. Nada importante.
Me llevaba tres o cuatro años. Me pregunto si sabía que no logró sus sueños o si se conformaba con la radio local y el periódico. Supongo que todos nos preguntamos lo mismo. Todos o la mayoría, a cierta edad. Con pocas excepciones, somos inferiores a nuestros propios sueños.
Una noche escribí con pintura en una pared del barrio Viva Renata Morantes, festejando uno de mis personajes, la misma que muchos años después sería la protagonista de Dulce animal de compañía. “Yo la conozco”, dijo el amigo de la adolescencia mirando el letrero. No señalé ni comenté su mentira.
De los abuelos no hay ni rastro. Los padres, casi todos, murieron. Y ahora empezamos a morir nosotros. En la pandemia perdí tres conocidos. Tres tipos que no apreciaba. Luego murió un aprendiz de poeta que fue mi profesor. Nadie importante, aunque tuvo mucha suerte con las mujeres y un hogar feliz. Mal poeta, pero hombre afortunado. No se puede tenerlo todo. Nunca lo vi desesperado.
Una novela que no podrás soltar. Quizás nunca. —Richard Ford
Con más de 250.000 copias vendidas, una galardonada novela de la Segunda Guerra Mundial sobre el heroísmo de una sola compañía de infantería finlandesa (y el mejor francotirador que el mundo haya visto jamás) que defendió a su país contra el ejército más grande del mundo.
En el corazón de la selva amazónica, en el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete , Colombia . Los arqueólogos han realizado un descubrimiento impresionante, un mural prehistórico de casi 13.000 años de antigüedad que se extiende sobre más de 12 kilómetros de roca. Esta obra de arte monumental es una ventana al pasado, ofreciendo una visión única de la vida en la Edad de Hielo.
Cuando la ingeniería en italia es más exigente.
Bajo Venecia, las estructuras históricas descansan en miles de pilas de madera, en su mayoría roble y abeto, empujadas al lecho de la laguna.
Humphrey Bogart murió cuando ella tenía 32 años. Frank Sinatra me propuso matrimonio, luego se alejó. Ella crió a tres niños sola. Nunca dejó de trabajar. Ella nunca dejó de ser Lauren Bacall.
"By and by" es una frase adverbial en inglés que significa "en un rato", "pronto", "dentro de poco", "eventualmente", o "después de un tiempo", refiriéndose a un momento futuro, aunque no inmediatamente próximo. Se usa para indicar que algo sucederá más tarde o gradualmente, como en "We'll get there by and by" (Llegaremos eventualmente/poco a poco).
LECCIONES DE INGLÉS
Let’s eat, kids
En este caso es una invitación a comer.
Sin la coma, los niños son la comida.
En septiembre de 1941, en las afueras de Kiev, ocurrió una de las matanzas más rápidas y brutales del Holocausto. Su nombre quedó ligado para siempre a un barranco: Babi Yar.
OONA O’NEILL
En junio de 1943, una chica de dieciocho años se casó con un hombre treinta y seis años mayor que ella.
El mundo lo llamó escandaloso. Su propio padre lo llamó imperdonable.