martes, 29 de septiembre de 2020

Triunfo Arciniegas / Diario / La Mancha

Ilustración de Gale Hart



Triunfo Arciniegas
LA MANCHA
26 de septiembre de 2020

Volví a La Mancha. No iba desde el año pasado. Mi hermano Jaime vino a visitarme esta mañana para explicarme el trabajo que haría la máquina y le dije que mejor habláramos sobre el terreno. Así que nos subimos a la Bronco y en menos de media hora estábamos en la entrada de la finca. La máquina cobra cien mil pesos por hora. Veremos qué hace en tres horas y luego diseñamos el garaje sobre el terreno. Esa es la idea: un garaje para dos camionetas y, de paso, para guardar materiales. La casa, modesta y pequeña, está medio kilómetro más adentro. No hay carretera. Y no hay puente para cruzar el río. Tal vez más adelante hagamos una casa pegada al garaje o en la Colina de las Perras.

De regreso nos encontramos con el maestro Plinio y le explicamos los planes. El nos puso las ventanas en la casita y no quiso cobrar. Haremos el garaje y luego arreglaremos la cocina de la casita, morada de Jaime desde que empezó la pandemia. La semana entrante recogerá su primera cosecha de alverja.

El viaje me mejoró el ánimo. Pude escribirle a un par de amistades y revisé una cuenta de cobro. Seguí con un curso de inglés en Youtube. Al menos el día no estuvo tan desperdiciado como los anteriores. Como todo el mes, más o menos.

Soñar no cuesta nada, dicen, y además hace provecho.

Vino Alejandra y hablamos un rato, sobre todo de pintura.

Hace más de un mes que no lavo una camisa.



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