Luis Buñuel |
Carlos Saura
LUIS BUÑUEL
Me queda el recuerdo de su trato personal y de una amistad que duró hasta su muerte. Siempre llevaba al cuello una Leica y preparaba sus películas al detalle. En Viridiana llega al extremo de especificar la situación de cada mendigo en la escena de la última cena. Le gustaba moralizar a su aire, estaba muy influido por Gracián. Fue un hombre extremadamente amable y de una educación exquisita. Era firme en sus convicciones, solitario, aunque de vez en cuando necesitaba la compañía de amigos. Era un gran conversador, misógino: no le gustaban las mujeres para conversar. Las respetaba, pero se sentía incómodo, era muy tímido con ellas. Su sentido del humor era excepcional tenía ese ingenio cazurro de los aragoneses. Era un sentido del humor muy chungo. Una cultura vastísima pero a la vez metía chistes baturros, muy elementales. No gustaba de participar en recogida s de premios. Aunque en el fondo le halagaba, porque era un hombre contradictorio. Un tipo muy racial de tipo celtíbero tirando a muy íbero.
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