lunes, 6 de octubre de 2014

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Javier Arévalo
MEDIAS

Un día descubres que ninguna de las medias tiene su par. El problema venía presentándose, no como un atentado a la normalidad casera, sino como un accidente sucesivo similar al de la tostada que cae con la zona untada hacia el suelo o el atoro del lavabo porque un día un arete cayó y los cabellos de tu esposa se enredaban en él. Pero luego, la evidencia de que es sistemática la desaparición de los pares está alli, y dado que eres propenso a usar medias de distintos colores, el atentado para el victimario jamás se patentizaba porque la ofensa era ignorada. Y, sin embargo, un día, de zapatos y no botines, te das cuenta de que las medias se verán cuando acomodes una pantorrilla sobre la rodilla y sabrán que te importan un bledo los acondicionamientos sociales que no te han sido consultados, y también sabrán que alguien te esta jodiendo la vida, aunque nunca le hayas prestado importancia. Alguien desaparece esas medias, y no eres tú.




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